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El láser, nuestro mayor aliado

En Clínica MIR creemos que sin una formación continua ni una vocación innovadora, cualquier profesional termina quedándose atrás. Por esta razón, siempre procuramos adoptar todos los avances tecnológicos que aparecen en nuestro sector. De este modo, podemos ofrecer un servicio de calidad y solucionar los problemas de nuestros pacientes de la mejor forma posible.

Es el caso del láser. El uso de este último avance en odontología ha abierto una multitud de opciones que hasta hace unos años eran impensables. Pueden tratarse tanto los tejidos blandos (las encías) como los duros (los huesos y los dientes) permitiendo realizar una cirugía sin puntos de sutura y reducir la cantidad de anestesia. De esta manera, mejoramos el bienestar y disminuimos el estrés de los pacientes.

Se trata de una tecnología altamente segura, ya que se pueden modificar todos los parámetros del láser para adecuar la potencia del mismo al tratamiento que vayamos a realizar.

En función de la superficie a tratar, utilizamos un láser de baja o de alta potencia. El primero está indicado para tratamientos de estética (tanto de encías como de blanqueamiento dental), curetajes (es decir, la supresión del sarro acumulado entre las encías y el diente), cirugías mínimamente invasivas y controlar lesiones producidas por herpes. Además, el láser de baja potencia tiene la capacidad de acelerar la cicatrización y aliviar el dolor, mejorando, así, los postoperatorios.

El láser de alta potencia, por su parte, lo usamos para el tratamiento de caries, fisuras dentales y cirugía oral del hueso y encía. Es una tecnología muy útil para la realización de incisiones en tejidos blandos, la descontaminación de la raíz del diente y la desinfección de conductos radiculares en endodoncia.

Pongamos como ejemplo el uso del láser en el caso de la halitosis (mal aliento). Éste se produce porque tenemos en la boca una clase de bacterias llamadas “saprofitas” que, cuando se destruyen, desprenden unos ácidos que producen el mal aliento. Con el láser es posible tratar esta patología: descontaminando los dientes y disminuyendo la cantidad de bacterias. Además, mejora el sellado para evitar que vuelva a producirse.

El láser tiene muchas ventajas tanto para los pacientes como para el odontólogo. En el caso de los pacientes, reduce el dolor y, por tanto, la tensión que experimenta el paciente a la hora de sentarse en un sillón dental. La ausencia de ruido y vibración hacen, también, que los tratamientos sean más agradables y, como esta tecnología nos permite ahorrar tiempo, éstos se realizan en un menor número de citas. Por otra parte, para el odontólogo supone unas cirugías menos invasivas y, en consecuencia, una disminución del estrés del paciente, y una mayor tranquilidad profesional.

La tecnología láser nos ha permitido ofrecer a nuestros pacientes toda una serie de técnicas avanzadas e innovadoras para sus tratamientos. Unos tratamientos menos dolorosos y más rápidos que nos conducen a una experiencia odontológica más agradable. Por ello, nos gusta considerar el láser como nuestro principal aliado.

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